Las claves de la logística de cerca de 6.000 trasplantes de órganos anuales
Sobre la Organización Nacional de Trasplantes
La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) es un organismo público fundado en 1989 y que, desde 2017, constituye una Dirección General del Ministerio de Sanidad de España. Se encarga de desarrollar todas las funciones relacionadas con la obtención y utilización clínica de órganos, tejidos y células en el país. Cuenta con un equipo formado por 44 personas y dedicado, entre otras tareas, a la coordinación de la logística, el transporte, las extracciones y los trasplantes. La ONT apoya a los hospitales y les sirve de soporte para desempeñar y mejorar esta actividad y, en definitiva, salvar vidas.
España encadena 32 años como líder mundial en trasplantes de órganos y es un referente en este procedimiento quirúrgico.
Profesionales como Rebeca Bajo, enfermera del área de coordinación de la Organización Nacional de Trasplantes, mantienen carreras logísticas contrarreloj cada día para extraer órganos, encontrar receptores y hacérselos llegar antes de que se reduzca su flujo sanguíneo. La recompensa es un gran regalo: los órganos de personas fallecidas se convirtieron en 5.863 nuevas oportunidades de vida en 2023.
¿Qué hace que el sistema español de trasplantes de órganos se mantenga como el líder mundial desde hace 32 años?
Hay quien piensa que es porque los españoles somos más solidarios, pero en realidad se debe a un conglomerado de factores. El primero es la legislación de nuestro país, que dice que todos somos donantes salvo que hayamos manifestado lo contrario. El segundo, nuestro sistema sanitario público. Trabajar en red a nivel nacional, autonómico y hospitalario hace que funcionemos muy bien, y también es clave disponer de coordinadores en los hospitales trasplantadores. Por último, que no existan transacciones económicas da mucha credibilidad al proceso, y esto es algo fundamental. La gente confía en que, si algún día necesita un trasplante, tendrá las mismas oportunidades de recibirlo que cualquier otra persona. Hay países en los que existe el tráfico de órganos y los trasplantes privados y, si tienes dinero, te puedes costear la vida, pero, si no, no. En España el acceso al trasplante es igual para todos los ciudadanos.
Rebeca Bajo, enfermera del área de coordinación de la Organización Nacional de Trasplantes
Los donantes deben haber fallecido en un hospital. ¿Cómo organizan las extracciones y donaciones?
Todo comienza con la llamada del coordinador hospitalario. Nos comunicamos por vía telefónica y compartimos documentación a través de plataformas seguras para valorar qué órganos consideramos que son donables. Esto lo hacemos en base a dos criterios que se compaginan entre sí. Por un lado, consideramos criterios clínicos. Si en España hubiera un paciente más grave que el resto, en urgencia cero, sería una prioridad. Luego están los criterios geográficos, que atienden al tiempo de isquemia, es decir, el tiempo que un órgano puede sobrevivir desde que se extrae hasta que se implanta. El margen que tenemos para decidir en qué lugar se puede trasplantar es cuestión de horas, y estas varían en función del órgano.
Lo ideal es que transcurra el menor tiempo posible, porque eso hará que el trasplante vaya mucho mejor. Vamos ampliando el radio desde el hospital del donante: empezamos buscando un receptor en la misma ciudad, provincia, comunidad autónoma y zona hasta encontrar al adecuado y determinar a qué hospital ofrecer los órganos. Pero el primero al que se lo ofrecemos no siempre tiene alguien al que le pueda servir. Hay veces en que los órganos pueden no ser adecuados por tamaño o grupo sanguíneo, y tienen que ajustarse al peso y la talla del receptor. Cuando todo encaja, nos concentramos en preparar la logística.
Siempre trabajamos contrarreloj: cuando inicias el proceso con un nuevo donante es como si ya fueras tarde
¿Cómo se lleva a cabo esta carrera logística por la supervivencia?
Organizamos desplazamientos aéreos y por carretera en función de la distancia. Si el trasplante es en la misma comunidad se traslada en ambulancia, y si se sitúa fuera utilizamos vehículos privados. Varía en función del órgano. Un hígado podría completar hasta tres horas de viaje en carretera, pero si excede ese tiempo debe enviarse en avión. Sin embargo, el corazón y los pulmones necesitan llegar en un tiempo menor.
Compañías como Iberia, Air Europa, Vueling y Air Nostrum trasladan los órganos de forma desinteresada
Crédito foto: VuelingPara las distancias largas, que completamos en avión, trabajamos con una serie de aerotaxis privados en ciudades como Madrid, Barcelona, Vitoria, Coruña o Sevilla. Actuamos como intermediarios y el cargo va al hospital trasplantador. Puede suceder que estos vehículos no siempre estén disponibles. De hecho, nos ha ocurrido con algún evento importante o en verano, cuando se contratan para visitas turísticas. Por suerte, también contamos con convenios de colaboración con compañías como Iberia, Air Europa, Vueling y Air Nostrum, que trasladan los órganos desinteresadamente. Si, por ejemplo, hemos de llevar un riñón de Galicia a Barcelona, buscamos si hay algún vuelo comercial previsto y hacemos una solicitud. ¿Que el avión sale en una hora? No hay problema. Recibimos un OK en dos minutos, las neveras embarcan y van en la cabina, custodiadas por la tripulación.
El último medio de transporte que utilizamos, y de forma más esporádica, es el tren. Lo hacemos en el contexto del trasplante renal cruzado. Una persona transporta la nevera de una ciudad a otra en colaboración con Renfe.
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Mantener la comunicación es vital en una operación como esta.
Nos comunicamos constantemente con los coordinadores, aeropuertos y compañías privadas. La documentación la compartimos a través de plataformas seguras, de manera formal y reglada, pero siempre telefoneamos para ver que estén al tanto de que venimos. En la ONT podemos llegar a hacer 300 llamadas para un operativo. A veces hay aeropuertos en obras y otros cierran a determinadas horas, pero se mantienen abiertos si les pedimos esa continuidad.
Nuestro teléfono nunca comunica y podemos tener varias llamadas en espera. También disponemos de otros de emergencia para eventualidades y línea directa con los aeropuertos. Con las compañías privadas trabajamos igual; tienen el compromiso de llevar un terminal las 24 horas, y siempre recibimos respuestas inmediatas.
¿Se pierde algún órgano en el transcurso de estos traslados?
Pocos, aunque puede darse alguna circunstancia. A veces tenemos problemas con la meteorología. Los jets privados son muy pequeños y, si hay tormenta, es posible que no puedan despegar o aterrizar. Son situaciones que nos complican un poco el día a día, si bien siempre buscamos otras formas de que ese órgano no se pierda y pueda trasplantarse.
¿Podría ayudar la tecnología a hacer más eficiente esta misión en un futuro?
La inteligencia artificial está muy de moda para la elaboración de documentos y la toma de decisiones. Eso sería lo ideal, porque muchas veces nuestro gran dilema es: este órgano que estamos valorando, ¿será válido o no? Si hubiera una fórmula secreta que nos dijera a quién le iría mejor… Nosotros seleccionamos al receptor en base a muchos criterios, pero estaría bien contar con más certezas relacionadas con su grupo sanguíneo, patología, edad o el tamaño del órgano. Hay muchas variables que hacen que un órgano sea más idóneo para una persona que para otra y, aunque las sensaciones y percepciones humanas siempre estarán presentes en la decisión final, si los algoritmos de inteligencia artificial nos pudieran ayudar en la toma de decisiones sería estupendo. Sería lo que le pediríamos a los avances tecnológicos y al mundo de la inteligencia artificial.
La gente confía en que, si algún día necesita un trasplante, tendrá las mismas oportunidades de recibirlo que cualquier otra persona. En España el acceso es igual para todos los ciudadanos
Siempre trabajamos contrarreloj: cuando inicias el proceso con un nuevo donante es como si ya fueras tarde, siempre vas mal de tiempo. Las nuevas tecnologías, como compartir documentos en la nube o los celulares, nos facilitan el trabajo y nos hacen ser más ágiles en la toma de decisiones y el desarrollo de la logística. Esta diferencia de tiempo puede suponer la vida o la muerte. Todo influye, y en los diez años que llevo en la ONT hemos vivido muchísimos cambios.
España también participa en trasplantes internacionales. ¿En qué casos salen de sus fronteras?
Suele haber tres escenarios. Es posible que tengamos un donante, pero ningún receptor válido en el país. Eso puede ocurrir, por ejemplo, si su grupo sanguíneo es AB, muy escaso en nuestra población. Si tenemos un corazón donable AB, pero nadie para recibirlo, buscamos fuera de nuestras fronteras. En primer lugar, en Portugal, donde tenemos un convenio de colaboración directo. Si allí tampoco hubiera nadie, abrimos la búsqueda a Europa a través de una plataforma. Si es aceptado coordinamos la extracción y el desplazamiento de los equipos. Tenemos muy en cuenta las distancias para que el tiempo de isquemia sea asumible.
Otra situación puede ser tener un donante infantil. Por suerte, la tasa de fallecimiento infantil es muy baja en nuestro país y también tenemos muy pocos niños en lista de espera, así que ofrecemos estos órganos a Europa. Por último, desarrollamos trasplantes renales cruzados a escala internacional al igual que lo hacemos entre las comunidades autónomas españolas.
¿Cómo gestionaron las urgencias médicas durante la pandemia de Covid-19, cuando los hospitales estaban más tensionados?
Fue muy difícil porque la Covid saturó las Unidades de Cuidados Intensivos, que son las mismas donde tenemos a nuestros donantes. Se quedaron sin camas y hubo que sacar recursos de debajo de las piedras. Además, muchos fallecían por Covid, lo que contraindicaba el trasplante. El número de donantes cayó en picado. Seguía habiendo algunos disponibles por circunstancias de la vida como los accidentes cerebrales, pero no había accidentes de tráfico porque no se podía coger el auto.
Lo que se hacía más complicado era realizar los trasplantes. El paciente trasplantado se va a inmunodeprimir y debe permanecer en una sala segura, pero muchos hospitales nos comunicaban que no tenían ucis libres de Covid para tener un receptor de manera segura. Desde la ONT priorizamos las urgencias e hicimos lo imposible para ayudar a la gente que estaba más grave, en urgencia cero. Si un hospital nos decía que no podía, llamábamos a todos cada día para ver si sus condiciones habían mejorado y podían acoger el trasplante.
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Siempre buscan nuevas formas de lograr órganos viables. ¿En qué proyectos se encuentra inmersa la ONT?
Los donantes de edad más avanzada constituyen un escenario nuevo. Se ha estudiado clínicamente que esos órganos son donables, y lo que se hace es tratar de adecuar la edad del donante a la del receptor. La esperanza de vida está en aumento, así que parece oportuno que las personas también puedan donar durante más tiempo. El corazón puede ser más restrictivo si bien, por ejemplo, los pulmones fueron el órgano estrella en trasplantes en España el año pasado, y en gran medida es debido a estos avances. El donante más longevo tenía 92 años.
Además de hacer esfuerzos logísticos muestran una gran empatía. ¿Cómo se abordan las emociones de las familias en un momento crítico para la vida de otro paciente?
Los coordinadores hospitalarios son profesionales médicos o enfermeros que trabajan en las unidades de críticos. Siempre hay una entrevista en la que se pregunta qué era lo que quería la persona fallecida, ya que muy poca gente completa su testamento vital y, por lo general, comunica su deseo a sus allegados. Muchos lo conocen y saben lo que quería hacer su familiar. Otros comentan que nunca lo habían hablado. Pero esta conversación siempre tiene lugar en el momento más duro para la familia, cuando acaba de fallecer su ser querido. Y ha de ser entonces, porque no podemos esperar.
El equipo de coordinación entabla una relación de apoyo con las familias a fin de que superen el duelo. Muchas nos han comentado después que el hecho de saber que su ser querido ha sido donante de órganos y ha dado vida a otros les ha ayudado mucho.
¿Qué le diría a quienes estén pensando en ser donantes? ¿Existe alguna limitación?
No, ninguna, y a priori no descartamos nada, porque también hay gente mayor que los necesita. Para mí, la donación de órganos es el mayor acto de bondad del ser humano. Pensar que tu muerte puede dar vida a otras personas me da mucha paz. Además, no todo el mundo cumple las condiciones para ser donante. Uno de los requisitos es haber fallecido en un hospital, y habrá gente a la que le hubiera gustado donar, pero su modo de fallecimiento no se lo ha permitido. Llevo diez años trabajando en la organización y me siento afortunada. Mi trabajo diario me emociona mucho. Está muy ligado a la muerte, pero es muy bonito y te hace valorar la vida día a día.
Un centenar de personas se coordina para cada trasplante
Uno de los pilares del modelo español es su gran organización, basada en tres niveles. En cada proceso de donación y trasplante intervienen una media de 100 profesionales.
- Coordinación nacional. Implica a la Organización Nacional de Trasplantes, que valora los órganos, los distribuye y gestiona su logística. Hasta 16 enfermeras realizan guardias de 24 horas para atender las llamadas.
- Coordinación autonómica. Cada una de las 17 comunidades autónomas, que cuentan con sistemas sanitarios diferentes, dispone de una oficina para esta materia y actúa como base en su región.
- Coordinación hospitalaria. Cada hospital español con un programa de donación posee un equipo compuesto por personal médico y de enfermería. Son un total de 185.